Últimos preparativos y comenzamos con la rutina diaria.
¿RUTINA? Sí, los horarios marcan nuestros tiempos pero somos nosotros los que VIVIMOS cada momento de ese TIEMPO que , durante muchas horas, días, meses, años ... vamos a compartir en el cole.
Está en nuestras manos el tratar de conjugar los mejores elementos para que nuestros niños y niñas puedan desarrollar al máximo sus posibilidades, su talento, desde todos los ámbitos que van a forjar su personalidad: Inteligencia, creatividad, sensibilidad, habilidades sociales, empatía, asertividad, reconocimiento y respeto de los valores propios y de los demás, autonomía, autoconocimiento, responsabilidad, espíritu crítico, ganas de aprender, de convivir, de crecer...
Sí, asumimos el reto de educar a los más valioso de la sociedad - nuestros niños y niñas - el presente y el futuro. Y esta tarea necesita que juntos, familias y profesores, colaboremos, hablemos, intercambiemos información y apoyo, coordinemos estrategias y disfrutemos cada día.
Ellos, los niños y niñas, son los más importantes, juegan el papel fundamental, son los protagonistas. Irán caminando con tropiezos, saltando charcos o metiéndose en ellos, a veces cogiendo carrerilla para subir las cuestas o velocidad en la carrera. Los adultos que los acompañamos podremos orientar, tratar de allanar el camino, y como somos más altos que ellos, es fácil que podamos ver los obstáculos y anticiparnos a los problemas, estaremos muy atentos.Y ese es el objetivo de la escuela, el APRENDIZAJE, sí, con letras mayúsculas.
El tratamiento de los contenidos curriculares es fundamental, tanto como todo lo demás para una formación integral. Y como hablamos de niños de 3 a 12 años, el factor lúdico es también básico.
En este momento de planificación hay que tener en cuenta todo lo anterior para configurar ese "horario diario" de tiempo escolar y otras actividades complementarias.
Sabemos lo difícil que es conciliar la vida laboral y familiar, también queremos ofrecer las mejores oportunidades nuestros hijos y, a veces ajustamos tanto el tiempo o queremos tener todo tan controlado que no dejamos margen para el juego espontáneo o para el aburrimiento que también son necesarios.
Reportaje ¡Mamá, quiero aburrirme!
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